Niebla

Resumen de la novela.
Augusto Pérez, un joven rico y licenciado en Derecho, hijo único de Madre viuda, al morir ésta no halla que hacer con su vida. Un día que va caminando sin rumbo conoce a una guapa joven pianista, Eugenia Domingo del Arco, se enamora o cree enamorarse de ella y trata de conseguir se amistad, cosa que efectivamente consigue. Conoce a la familia de ella, quien es también huérfana y vive con sus tíos, don Fermín, un “anarquista místico”, y doña Hermelinda. Su cortejo es al comienzo rechazado por Eugenia, quien aclara a Augusto que ella ya tiene un novio, llamado Mauricio. Ante la respuesta de Eugenia, Augusto entabla una relación amorosa con una de sus sirvientas ocasionales, la señorita que le planchaba, Rosario. Después de algunas peripecias, Eugenia (movida, al parecer, por los celos, el instinto de competencia, y un quiebre con Mauricio) decide aceptar a Augusto como novio y futuro esposo. Se fija el día de la boda, pero antes que ésta se realice, Augusto recibe una carta de Eugenia, en la que le dice que no se casará con el y que se ira a provincias con Mauricio, a vivir de un empleo que Augusto le había conseguido (porque Mauricio era un holgazán) y de sus rentas (las de la casa que Augusto les había cancelado la deuda de la hipoteca). Ante esto, Augusto decide suicidarse, pero antes decide ir a Salamanca a ver a Unamuno, con quien sostiene un dialogo memorable, en el que el autor hace el papel de Dios y Augusto el de criatura. Augusto recibe de Unamuno-Dios la revelación de que él, Augusto Pérez, no existe, sino que es una criatura de ficción y que está destinado a morir, no a suicidarse como él pensaba. Ante esto, Augusto se rebela, discute el carácter efectivamente real de Unamuno-Dios, lo desafía y le recuerda que él, Don Miguel, y todos lo que lean, también han de morir. Abandona Salamanca muy confundido (dejando también muy perturbado a don Miguel), vuelve a su casa y Dios deja de soñarle: se “desnace”, es decir, se muere.